Pinkie Pie se despedia de la poni infante de crin pelirrojo. Suspiro un poco. Nostalgia.
Le recordaba a si misma de pequeña. No en la parte de la granja de rocas, sino mas adeltante, cuando comenzó a ser mas feliz y aprendió a sonreir a menudo y enfrentar sus temores.
Poco pensaba que tenia que conocer otros sentimientos además de la alegría.
¿Quién lo podía imaginar? Despues de todo, viviendo en la granja sin sentimientos en si, no tenia conocimiento del mundo exterior cuando lo enfretaba con alguna emoción. Cuando asesino a aquella poni que la molestaba, no pensaba lo que hacia, después de todo, uno se ciega al recibir insultos que verdaderamente duelen, como en aquel caso, Pinkie amaba a su familia, después de todo eran los únicos que por el momento podía compartir su felicidad.
El miedo se apodero de ella, lo recordaba aun. Recordo lo que su abuela alguna vez dijo sobre reir ante los problemas y miedos. Pero en aquel entonces, ante esa situación, solo broto una risa débil y apagada, triste simplemente.
¿Ironia? Applebloom también había eliminado a esta ¨rival¨ con una roca, destrozado su cabeza. Era como ver aquello que hizo en aquel entonces desde un 3er poni. Eso fue lo que la impacto en ese momento. El hecho de ver la sangre y a Applebloom encima de Diamond Tiara era como verse a si misma, reviviendo aquella escena que sucedió hace muchos años. Cuando era tan inocente.
¨Tiene potencial¨ murmuro mientras veía a Applebloom perderse de su vista desde la puerta de entrada del Sugarcube Corner. Para este momento ya amanecía, Applebloom solo pidió un poco mas de tiempo para pensar la oferta que se le fue ofrecida.
Pinkie Pie sabia que no aceptaría, o no tan fácilmente, Applebloom pidió mas tiempo solo para poder salir de aquel sitio. Alejarse de ella.
Aun asi no le dio importancia sabiendo eso.
Exhalo un bostezo. No durmió esa noche por estar enseñándo a Applebloom su oficio oculto del desgarrar el cuerpo de una poni, quitar la carne y musculos de los huesos, como cortar los nervios y como lidiar con órganos molestos como eran los riñones y los intestinos, como trabajar la cabeza y como decapitar el cadáver, como despellejar el cuerpo, e inclusive como preparar el cupcake y como coser la piel.
Durante el proceso, miraba de reojo a Applebloom sin que se diera cuenta. Veia en su rosto asco, temor y pánico, pero en ellos veía un brillo de curiosidad. Pinkie sabie que quizás podría convencerla.
No le gustaba su trabajo, de verdad en una parte de el lo odiaba. ¿Quién quisiera ir desmembrando cuerpos y torturando ponis que alguna vez fueron sus amigos y/o vecinos? Quizas para algún sádico, pero Pinkie siempre tenia cariño a todos y todo.
Por ello era ¨jugar¨ con sus victimas durante el proceso de los cupcakes. Mantenerlos vivos, junto con ella lo mas posible antes que dejaran de vivir. Eso era su ¨cariño y afecto¨ durante su masacre.
Pinkie Pie, la portadora del elemento de la Alegria. Le gustaba como sonaba aquello, que el solo pensarlo le hacia reir tontamente al estilo Pinkie Pie. Trayendo alegría y sonrisas con cada cupcake que hacia para todos sus amigos y conocidos. Esa era su motivación. Hacer cupcakes para todo el mundo.
De un poni, podía hacer a muchos mas felices.
Una campana sono en la cocina. Sonrio suavemente mientras avanzaba. El horno despedia un suave aroma masa cocinada confeccionada con azúcar y otros ingredientes y saborizantes.
Los cupcakes estaban listos. Los saco con guantes especiales para sus cascos para no quemarse. Los coloco sobre la mesa. De una poni tan pequeña como Diamond Tiara, siguiendo la receta, podría hacer cupcakes de su cuerpo por unos cuantos días, racionando un poco menos la carne en estos.
Pinkie borro su sonrisa ya, pensando en como esta poni había llevado a Applebloom a este punto de asesinar, al igual que aquella poni hizo con ella e hiciera indirectamente descubrir esta profesión, que llevo a Pinkie a preparar cupcakes simplemente para deshacerse del cuerpo en su desesperación, y vendiéndolos en PonyVille para dispersarlos y no levantar sospechas. Poco imaginaria que esta recete seria tan buena.
En aquel entonces repudio la idea de seguir con ello, pero quería hacer a todos felices. Por ello continuo en la sombras haciendo estas atrocidades. Al paso del tiempo era reconfortante saber que creaba felicidad del dolor. Todo iniciando por aquella molestia…
Pinkie engullo un cupcake de un bocado, masticándolo con cierto desprecio, no al sabor, sino a algo mas alla de esto.
Pensaria en hacer algo para Applebloom, después de todo, no era su culpa lo que paso, lo sabia, y quería hacerle ver a la pequeña poni que no tenia ningún sentimiento oscuro contra de ella. Claro, primero veria quien seguía de una vez.
En realidad su sistema no era números, no había una lista. Era todo al azar, dependiendo de la situación. Por ejemplo, Lyra seguía, unicornio adulta joven, pudiera haber servido para una semana de cupcakes, inclusive un par de días mas.
Pero hubo un cambio de planes, ahora para completar la semana, tenia que seguir con un poni pequeño también. Quizas la desaparición de dos ponis pequeños en esta ocasión no levantaría sospechas, osea, una desaparece, y otro compañero de ella, buscándola desapareció también.
Se dirigió a su habitación subiendo las escaleras al segundo piso, cerrando tras ella para que ni el Sr. ni la Sra. Cake la vieran. Se asomo debajo de su cama para sacar una pequeña caja con cuatro jarrones dentro. Este era su sistema.
Los jarrones contenían papeles dentro, cada papel contenía un nombre escrito. Cada jarron era relativo al tipo de poni, siendo pegaso, terrestre y unicornio. El cuarto jarron era para los ponis pequeños, que relativamente eran menos escogidos ya que convenía que crecieran mas para poder obtener mas material para los cupcake, sin embargo era mas fácil sacar el material de ellos y su carne era mas suave que la de un poni ya crecido. Despues de todo esto era fácil, conocía a todos los ponis en Pony Ville.
No tenia una lista, simplemente por que sabia que si fuera por ella no podría escoger al siguiente, inclusive pudiera haber dejado a sus mejores amigas como Rainbow Dash, Applejack y las otras al final. No podía entrometer sus sentimientos a la hora de los cupcakes, su fin único era hacer feliz a los demás ponis.
Tomo un jarron, metió su casco y revolvió. Inclino la cabeza, alzo la vista y saco su lengua de forma comica, como esperando que la suerte trayera a ella un poni jugoso y carnoso, listo para servirse cuando menos cinco días para evitar mas tiempo hacer estre nefasto trabajo. Saco con su casco un pape doblado. Lo abrió, y leyó su contenido.
Su sonrisa se borro y sentía como su crin se perdia su esponjosidad...