Canterlot

Camuflaje, Un fanfiction de RoflLuxRay

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relax226
view post Posted on 4/9/2011, 23:31     +1   -1




QUOTE
Spitfire giró lentamente para averiguar de quien provino aquella voz.

Luego deseo no haber entrado ahi, ni de haberse separado de aquella poni rosa cuando tuvo la oportunidad. Pero no. Quizo ser cortés antes de irse en el primer momento que se descuidara.

Ironicamente... ella fue la que se descuido.
¨Lo siento, pero tendre que hacerme cargo de ti...¨
tumblrlqvc86qti81r289id

La unicornio sonrió amplia y siniestramente. Sonrisa que solo fue compartida con una tonta de Pinkie Pie, ya que Spitfire estaba cerca del panico...

SPOILER (click to view)
Raisins_Face


Soul tu le sacas el lado sangriento a todo

 
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RoflLuxRay
view post Posted on 4/9/2011, 23:58     +1   -1




QUOTE
Como no, Pinkie pie desfasando las leyes de la gravedad y el sonido haciendo aparecer música de la nada xDDDDDD

Curiosamente, se me olvido poner una grabadora ahi en la casa de Twi... pero que diantres, es Pinkie Pie. XD Gracias por leer K~P

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a que no adivinas que imagen se me vino a la mente en ese momento.
una pista

LOL xD, muy buena la pista señor. Ya Blueball regresa el proximo episodio... namas les doy eso. Gracias por leer.

QUOTE
Ampy tramposo y lento :Trollestia1:

Seee... Ampy es eso y mas, ya lo verás.

QUOTE
Twilight me cae mal por spoilear... ¬¬

Hubiera querido ver a Ampy huyendo aun mas

De hecho pensaba hacer la persecución algo mas épico, pero si me iba a quedar mucho mas largo el capitulo. Ademas, lo hice en la biblioteca de mi escuela, pero no te preocupes, habrá gore para usted :D!:

QUOTE
Soul tu le sacas el lado sangriento a todo

No podía estar mas deacuerdo. Y debo agregar que me gusto la manera en la que le dio el giro junto con la imagen, muy bien hecho ahi.

QUOTE
Ahh pues, buen fic ^_^

Graacias señor, que bueno que le haya gustado. Pasese el proximo sabado para más, y no llego tarde, llego a la hora en la que queria llegar Gandalf lol
 
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relax226
view post Posted on 5/9/2011, 00:17     +1   -1




QUOTE
a que no adivinas que imagen se me vino a la mente en ese momento.
una pista

QUOTE
LOL xD, muy buena la pista señor. Ya Blueball regresa el proximo episodio... namas les doy eso. Gracias por leer.

SPOILER (click to view)


 
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RoflLuxRay
view post Posted on 10/9/2011, 14:16     +1   -1




La marcha imperial lol.

Bueno, gracias a todos por leer. Y como es sabado (tempranito porque en una hora tengo mi examen de ecologia y no he estudiado lol), les dejo la actualizacion de camuflaje con el 3er capitulo.

Gozenlo.

Capitulo 3

SPOILER (click to view)
Spitfire soltó un pequeño grito ahogado por la sorpresa al notar que era Ampy quien le había espantado deliberadamente. Se llevo una pezuña al pecho para apaciguar el susto.

“Estuviste tan cerca de que te llenara la cara con dolor…” dijo aun con el susto haciéndola temblar.

“No podrías hacerlo,” respondió Ampy, jugando con las palabras de su jefa.

“No lo dudes…” suspiró para tranquilizarse, “pero vieras la suerte que tienes, pasaste la prueba a la primera.”

“Tuve un poco de ayuda,” dijo Ampy con una mueca de confianza, girando sus ojos hacia la unicornio purpura que observaba a la distancia.

“Esa Twilight Sparkle…” una pequeña sonrisa se asomó en los labios de Spitfire, “tienes una suerte impresionante, te topaste a la protegida de Celestia y decidió ayudarte. Juraría que tienes algo observándote allá arriba.”

“¿Me metí a la casa de la estudiante de Celestia?” Ampy alzó una ceja escéptico.

“Y no sé que le diste que decidió ayudarte,” Spitfire se acercó para susurrarle algo al oído, “Y acá entre nos, es medio sangrona de vez en cuando.”

“A mí me ha tratado bastante bien,” Ampy se alejó de ella con su escepticismo a la alza.

“Ya te tocará verla al lado de Celestia.”

“¿De qué están hablando?” preguntó Pinkie Pie metiendo su cabeza en medio de los dos, una conducta comúnmente considerada como grosera.

“De lo mucho que nos agrada tu fiesta, Pinkie Pie,” respondió Ampy antes de su jefa pudiese, “hiciste un muy buen trabajo.”

“¡Gracias, Ampy!” dijo la Pony terrestre con una gran sonrisa, “Disfrútala todo lo que quieras, yo debo ir a revisar a mi cocodrilo mascota.”

Se dio media vuelta y se mezcló muy bien entre la multitud, pero se delataba por los saltos que daba cada tres pasos.

“Pudo habernos mandado por un tubo, pero eso es absurdo,” dijo Ampy mirando a Pinkie de manera rara a la distancia.

“Por más tonto que suene, ella posee un lagarto sin dientes de mascota, llamado Gummy, que dice un Pony de por aquí eso significa encías en otro idioma,” Spitfire caminó hacía Twilight y le ordenó con una pezuña a Ampy que lo siguiera.

“¿Quién sabría traducir eso?”

“Creo es de los rumbos de Whooves, no estoy segura.”

“¿Este es el quinto Wonderbolt que tanto quería Celestia?” preguntó Twilight con tono arrogante, mordiendo otro colorido panecillo.

“Así es,” respondió Spitfire asintiendo la cabeza, “este muchacho tiene potencial y una habilidad tramposa al volar.”

“¿En serio?” Twilight pasó su mordisco, “¿qué hace?”

“Según el doc, algo le hace al tiempo y al espacio que lo dobla,” podías casi tocar el sarcasmo que salía de la boca de Spitfire.

“¿Ya vas a empezar?” Twilight dijo con tono de molestia, “No estoy de humor como para discutir.”

“Tú eres la del problema,” afirmó Spitfire manteniendo la calma, “solo te daba un pequeño chiste y tu lo tomas de ofensa.”

“Spitfire,” interrumpió Ampy el intercambio de miradas llenas de fuego parándose en medio, “¿Qué te parece si nos vamos?”

“Me parece buena idea,” respondió Spitfire dándole la espalda a Twilight, “tenemos cosas que hacer.”

Spitfire tomó a Ampy de una pezuña y le jaló hacia la entrada, soltando el coraje que contenía pisoteando el piso de madera hasta la salida. El joven Pegaso apenas pudo girar la cabeza para despedirse de Twilight con una sonrisa incómoda antes de que su jefa cerrara la puerta de golpe.

“Eso fue… incómodo,” dijo Ampy sobándose la nuca.

“Lamento que hayas tenido que ver eso,” respondió su jefa de inmediato, levitando un poco del suelo, “Twilight y yo no nos llevamos muy bien, es una larga historia.”

Soarin’ y Flare Charge llegaron volando de lados opuestos al ver a Spitfire flotando sobre los techos del pequeño y pacifico pueblo, frenándose junto a ella y aterrizando al lado de Ampy.

“¿Ya se apareció?” preguntó Soarin’.

“Y se me apareció, para ser correcto,” Spitfire miró a Ampy con una grata sonrisa, “pasó la prueba a la primera.”

“No es posible,” dijo Flare con sorpresa, “nadie la pasa a la primera.”

“Twilight Sparkle le ayudó,” respondió Spitfire con algo de ironía.

“Muchacho suertudo,” Soarin’ le puso una pezuña en su abundante melena.

“Aún no acabamos contigo,” agregó Flare dando un paso al frente, “si pasó la prueba entonces ya debemos iniciarlo.”

“Tienes razón,” dijo Spitfire, “pero debemos preparar el potrero antes. Si gustas, puedes ir a visitar a tu amiga Blueball, está en el hospital de aquí.”

“¿Esto es Ponyville?” preguntó Ampy alzando una ceja.

“Te digo, tu suerte parece que no tiene fin. Bueno pues, el hospital queda unas cuadras hacia allá, puedes pedirle indicaciones a alguien o preguntarle a alguien en la fiesta; tienes dos horas,” dijo Spitfire, alzando su vuelo un poco más para que la imitaran los otros dos Wonderbolts.

“¿Cómo llego al potrero? Digo, hay muchas nubes en el cielo,” preguntó Ampy algo ansioso por visitar a su amiga.

“Hay un botón oculto que solo podemos ver con nuestros lentes,” Soarin’ se removió los lentes que portaba en su frente y se los dio, “busca la parte más plana de la nube y lo verás.”

“Entendido,” Ampy dio su primer saludo a los Wonderbolts, y lo sintió natural. Ya comenzaba a acostumbrarse a la idea de ser un Wonderbolt, a ese cambio tan radical en su vida y todo lo que eso implicaba.

Mientras ellos volaban alejándose del lugar, Ampy caminó por las calles en la dirección que Spitfire le señaló, meditando, completamente perdido en su mente y en todo lo que tenía que hacer y decir, ahora que casi era un Wonderbolt, una leyenda de entre los Pegasos.

Naturalmente, pensó que tendría que informarle a su familia que su tercer hijo, el único que no siguió la tradición de trabajar en el clima por su extraña obsesión por el límite de tiempo, se había convertido en miembro de los mundialmente famosos Wonderbolts, pero algo no hacía sentido en todo su raciocinio. Él nunca fue bueno manteniendo un hilo de pensamientos por más de treinta segundos, pues si no estaba volando tendía a distraerse con facilidad.

Saltando de un pensamiento a otro notó que, por las palabras de Celestia, los Wonderbolts no eran un grupo de acróbatas, sino una organización militar a la cual acababa de ser reclutado, escogido por lo que había podido hacer desde que comenzó a volar.

Al caminar por las concurridas calles diurnas del colorido pueblo con la mente lejos del suelo, no pudo percatarse del Pony terrestre que saltaba descaradamente hacia él, chocándolo de frente y llevándolo al suelo.

“¡Oh, Ampy!” exclamó Pinkie Pie, mirándolo fijamente a sus ojos naranjas, “¿en donde tenías la mente que no me viste?”

“¿Qué pensabas tu, si viéndome decidiste chocarme de todas formas?” dedujo Ampy por la resaca de su meditación. Pinkie se tocó el mentón pensativa.

“No lo sé,” dijo con una gran sonrisa, quitándosele de encima y ofreciéndole un casco para asistirle, “¿A dónde ibas?”

“A visitar a alguien al hospital, ¿sabes en donde queda?”

“Oh, oh,” Pinkie comenzó a agitarse, saltando alegremente en el aire, “si, si lo sé.”

“¿Entonces?”

“Dos calles hacia allá, pregunta por la enfermera Redheart en el edificio azul con cortinas blancas, seguro que está atendiendo a un pobre Pegaso que llegó hace poco,” respondió Pinkie a alta velocidad, “¿pasarás a la fiesta después?”

“Tengo dos horas, espero que me quede algo de tiempo,” Ampy se veía apresurado, ansioso de zafarse de la agobiante mirada de la Pony rosada.

“Eres bienvenido a mis fiestas cuando quieras, ¡nos vemos!” Pinkie se alejó trotando tarareando algo, dando algunos saltitos al hacerlo. Ampy, aliviado, resumió su caminata por las calles, pero perdiendo la capacidad de hundirse en sus pensamientos como lo había hecho antes, pues ahora su mente divagaba entre Blueball y el flanco de Pinkie Pie, el cual dudaba si repudiar o admitir que era agradable a la vista.

Cuando menos lo pudo notar, ya se encontraba frente al edificio que cuadraba con la descripción de Pinkie, convenientemente marcado con ‘hospital’ en la fachada azul crema.

Ampy entró al pequeño hospital con fachada de casa, las paredes eran de un color azul algo más pálido que el de afuera, iluminado por la luz diurna que entraba por el amplio ventanal a un lado. Detrás de un pequeño escritorio de madera, un largo pasillo con varias camillas y algunos ponies en ellas estaban cubiertos por cortinas blancas de plástico mientras una Pony blanca de melena rosada les revisaba. Al notar la llegada de Ampy, la yegua con la Cutie Mark de cruz roja se acercó a la recepción con una sonrisa servicial.

“Buenas tardes, ¿en qué puedo ayudarte?”

“Hola, eh,” Ampy se rascó la nuca con algo de incomodidad, “vine para visitar a Blueball Roycewicz.”

“¿Ella?” la enfermera abrió los ojos sorprendida, “la pobre apenas se despertó después de su horrible accidente… pero ya no es la misma.”

La noticia le cayó de golpe a Ampy, simplemente se sintió vacio.

“¿A qué se refiere?” pregunto sin la certeza de si en verdad quería saber a qué se refería.

“La electricidad no la mató, más bien la alteró. Sufrió un trauma craneal severo aunado a una impresionante electrocución a la cual no me explico cómo sobrevivió, esto le provocó síntomas de esquizofrenia.”

“¿La puedo ver?” preguntó tragando saliva, aun no se explicaba bien que era lo que quería decir la enfermera.

“Tendrás que esperar, pues ya tiene visitas,” dijo la enfermera ojeando su libro de registros, “Una tal Nina Shade.”

El nombre sonó algunas campanas en la cabeza de Ampy, uno que no era de buen augurio.

“La conozco,” dedujo lo mejor era mentirle a la inocente enfermera, “es amiga de la familia.”

“Oh,” la enfermera pareció sorprenderse otra vez, “¿son familia?”

“Blueball es mi amiga, pero Nina es amiga de la familia.”

“Bueno, pues. Adelante,” Redheart abrió una pequeña puerta y le indicó en donde quedaba la cama donde Blueball yacía. Al fondo a pezuña izquierda, detrás de una cortina verde, se ubicaba la camilla especial donde le protegían.

La enfermera le dejo solo junto a la cortina, revisando a las camas aledañas. Sin dudarlo, Ampy deslizó la cortina con un solo movimiento y vio a su amiga sola, descansando en su cama ligeramente inclinada hacia delante, cubierta por sabanas grises. Se le veía muy distinta, su piel era más azul que la de él y su pelo había adquirido una forma estilizada y bien erecta, como si le hubieran pasado tres kilos de gel. Si se apreciaba bien, algunos rayos pasaban por la melena, iluminándole el rostro.

“¿Blueball?” preguntó Ampy aliviado por la ausencia de la visitante previa. Su amiga abrió los ojos lentamente y le recibió con una gran sonrisa de par en par.

“¡Sapphire Bolt!” exclamó una adormilada Blueball en júbilo, retorciéndose en su camilla. La sonrisa en Ampy se vio disminuida al notar que su amiga estaba atada a la cama con grilletes de acero por las pezuñas.

“¿Cómo estás?” sintió su pregunta obligada tanto por lo sucedido como por lo que veía.

“Descansando bien aquí, gusta me lugar el, amable enfermera,” respondió Blueball con impresionante fluidez, pero atacada por su parafasia.

“Me da gusto, ¿te sientes bien?”

“Sí, poco un atada, no pero bien recuerdo sucedido lo, ¿decirme podrías lo pasado?” el desorden de Blueball hacía muy difícil de entender a qué demonios se refería.

“Eh…-” Un rayo corrió a través de toda la cabeza de Blueball, haciendo que se convulsionara por unos pocos instantes. Ampy se asustó por la violenta forma en la que ella se sacudía, y explicaba por qué era que la tenían atada.

“¿Estás bien?” el Pegaso se acercó a un lado de su amiga, quien sacudió su cabeza para disminuir su aturdimiento.

“Si un poco mejor,” sonrió débilmente, “al menos ya puedo ensamblar bien las frases.”

“Si,” Ampy también sonrió débilmente, “al menos ya puedo entenderte.”

“Es bueno verte,” Blueball fijó sus ojos rosados en Ampy, buscando compasión en él, “¿qué pasó después?”

“No vas a creerme, pero ha pasado mucho en las últimas horas,” Ampy se alejó un poco y caminó al pie de la cama, “¿puedes creer que estoy a punto de convertirme en Wonderbolt?”

“¿Qué?” había más impacto que alegría en su pregunta, “¿te están haciendo un Wonderbolt después de lo que hice por ellos? ¡Debería ser yo!”

“Quizás pueda hablar con Spitfire de ello.”

“Inaudito… y ¿qué no dijiste que no querías ser un Wonderbolt?”

“Lo sé,” Ampy asintió su cabeza con una sonrisa, “pero yo creía que eran simplemente acróbatas arrogantes, pero resulta son mucho más que eso.”

“Pero claro que lo son,” afirmó Blueball levantándose un poco, contenida por sus ataduras, “son un grupo militar represor de la tirana Princesa Celestia, con el objetivo de contener los movimientos sociales y reprimir al pueblo.”

“¿Qué?” Ampy preguntó con una sonrisa sarcástica, tomando el comentario de su amiga a la ligera, “¿Desde cuándo crees en esas cosas?”

“Desde que me abrieron los ojos al mundo,” había algo en la mirada de Blueball que lo preocupaba, “Los Wonderbolts eran mis héroes, siempre soñé con unirme a ellos, pero ahora entiendo que hay otras maneras de alcanzar la gloria, de volverse parte de la historia.”

“¿De qué estás hablando?”

“La Pegaso que nos siguió a la fábrica de nubes me acaba de visitar, y me enseño como es que Equestria está condenado a la perdición mientras Celestia esté en el trono. Me ofreció un lugar en sus filas y un sitio en un futuro a salvo de Celestia.”

“¡¿Hiciste qué?!” exclamó Ampy sorprendido, retrocediendo un poco.

“Ellos son el futuro de Equestria, Ampy. Aún puedes cambiarte del lado ganador, deja a los Wonderbolts.”

“No puedo,” él ya había desarrollado el suficiente sentido de lealtad y responsabilidad para decir eso, “me comprometí con ellos y no puedo echarme para atrás. ¿Por qué no los dejas tu?, los Shadowbolts no son más que terroristas”

“¡¿Cómo te atreves?!” exclamó ofendida, “ellos son un grupo de Pegasos honestos que buscan liberarnos, no son terroristas.”

“¿Vas a dejar que esto nos separe? Somos Ampy y Roy, maldita sea,” mantuvo su temple a pesar de la gravedad del asunto, “no pensarás que pasaremos de añejos rivales a enemigos.”

“Si no hay otra manera…” Blueball bajo la cabeza decepcionada, “tendré que salvarte.”

Ella comenzó a brillar en un color azul marino intenso, soltando rayos a su alrededor. Al escuchar el estruendo, la enfermera corrió hacia la camilla para ver qué era lo que causaba el ruido.

“¿Qué está sucediendo?” preguntó instantes antes de ser lanzada al aire por un rayo que le pegó directo en el pecho, impactando un estante con suministros médicos detrás. Las ataduras en ella se quebraron con tanta electricidad que soltaba al ambiente.

“¡Mira lo que hiciste!” gritó Ampy enfurecido, apuntando a la inconsciente enfermera detrás, “le has matado.”

“No, no lo hice,” se levanto de la cama batiendo sus alas, los rayos que salían de su cuerpo chocaban contra todo objeto de metal alrededor. Las luces en el techo explotaron, y los ponies enfermos que atendía la enfermera corrieron despavoridos hacia la salida, “no la mate, solo la noqueé.”

“¿Y qué piensas hacer’,” Ampy dio unos pasos hacia delante retándola, “¡¿matarme?!”

“Lo haré si permaneces del bando equivocado,” sus ojos se volvieron blancos e irradió aun más electricidad.

“No podrías,” aseguró con una sonrisa llena de confianza.

“¿Tú crees?” Blueball arrojó un relámpago en dirección a la cabeza de Ampy, él torció el cuello para evitarlo fríamente, manteniendo su mirada fija en ella.

“¿Qué demonios estás haciendo, Blueball?” preguntó ya algo agitado.

“Honro mi palabra, Sapphire Bolt,” levitó hacia él con las pezuñas a los lados, “yo también me comprometí a algo.”

“No puedo creer que hables en serio…” Ampy retrocedió unos pasos, temeroso le fueran a atacar, aunque manteniendo su temple frio.

“Te daré una última oportunidad,” regresaron las irises rosadas a sus ojos antes de continuar, “deja a los Wonderbolts y te dejaré ir.”

“Como me conoces muy bien sabes lo que diré,” dijo Ampy bajando la cabeza, la electricidad de Blueball disminuyó un poco, asumiendo la respuesta.

“Pero no conoces lo que me han prometido y de lo que soy parte,” la cara de Blueball cambió mostrando furia, regresando sus ojos al estado blanquecino al que estaban hace un momento.

“Has cometido un grave error,” Blueball lanzó un relámpago de su pezuña izquierda, el cual Ampy esquivo con un ágil salto a la derecha.

“Con razón te tenían atada,” dijo Ampy con una sonrisa burlona.

“Estas ataduras solo eran simbólicas, descubrí este gran poder en mi gracias a Nightshade, ¡y a ella le debo mi lealtad!” Blueball lanzó otro relámpago, esta vez casi dándole en una pata.

“No sé qué te paso, Blueball Roycewicz, pero no eres la misma Pegaso templada que conocí en la escuela de vuelo,” dijo Ampy preparándose para correr hacia la salida.

“Oh, Sapphire Bolt, ya no soy Blueball Roycewicz…” ella incrementó la electricidad que salía de su cuerpo, haciendo que su marca de rayo amarilla rodeada de nubes blancas, cambiara a un rayo azul rodeado de nubes negras, “De ahora en adelante me llamarás Blueball Blitz, la Shadowbolt!”

En lugar de soltar una risa malvada, Blueball pasó a la parte de intentar matar a su enemigo, lanzándole varios rayos mientras el corría hacia la salida, esquivando los rayos o con saltos o zigzagueando.

“¡No puedes correr, amigo mío!” la nueva Shadowbolt le persiguió hasta la salida flotando por la electricidad que salía de su cuerpo, ya no batía sus alas para mantenerse en el aire.

“¡Siempre supe que estabas loca!” dijo Ampy con algo de ironía, esperando que una buena broma calmara la furia de su amiga.

“No estoy jugando,” Blueball intentó conectarle algún rayo, alcanzándole en la cola esta vez. Ampy sintió la electricidad fluir por su cuerpo, acalambrándole las piernas, soltando un pequeño grito de dolor antes de caer al suelo en medio de la calle, girando su cabeza para ver como se acercaba flotando a él con rayos concentrándose en sus pezuñas. Todos los ponies corrieron despavoridos al ver la forma en la que Blueball flotaba, soltando electricidad a diestra y siniestra.

“Vamos Blueball,” dijo Ampy con el dolor corriendo por su cuerpo, “no estarás hablando en serio con esto de matarme…”

“Te lo advertí, Ampy,” Blueball alzó una pezuña, apuntándole directo a la cara, “no estoy jugando.”

Ampy cerró los ojos, esperando que si moría a manos de su amiga, le diera un fin rápido y sin dolor. Los chirridos de los rayos se incrementaron, centrando la energía en la pezuña izquierda de la corrompida Pony, que lo miraba con odio a pesar de tener las irises ausentes.

“Lamento que todo tenga que acabar así entre nosotros, Ampy…” dijo Blueball con arrepentimiento, preparando su pezuña para acertarle un solo golpe letal.

“¡Alto ahí!” exclamó una voz familiar a la distancia, una bola de energía impactó el pecho de Blueball, lanzándola contra la fachada del hospital.

“¿Pero qué demonios…?” murmuró Ampy abriendo sus ojos, para ver a Twilight Sparkle con su cuerno brillando del otro lado de la calle.

“¡No interfieras!” Blueball lanzó tres relámpagos en rápida sucesión hacia la estudiante de Celestia, quien levantó una barrera protectora a su alrededor que le salvó de los rayos. Encolerizada, Blueball se alzó con el poder de su electricidad y continuó lanzándole rayos con la cara llena de furia, debilitando progresivamente la barrera que la protegía.

“¡Vete de aquí Ampy!” exclamó Twilight luchando por mantener su protección, doblándole las rodillas por la impresionante fuerza de los rayos que Blueball lanzaba.

“¡Tú no te vas a ningún lado!” la Shadowbolt arrojó un relámpago hacia el rostro de Ampy; apenas pudo quitarse del camino para que no le diera de lleno.

“No me hagas hacerlo…” dijo Twilight incrementando el poder de su barrera, incorporándose de a poco con un segundo aire. Su cuerno comenzó a brillar más y más, creando una gran bola púrpura en la punta.

“¡Arte del quiebre!” exclamó la unicornio morada, lanzando su gran bola de energía por un agujero en su barrera. Blueball recibió de lleno el impacto debido a la gran velocidad a la que el hechizo fue lanzado, explotándole y arrojándola otra vez contra la fachada del hospital, destruyendo gran parte de la pared con una brutal onda expansiva.

“Ya lárgate de una vez Ampy, no puedo hacer eso muchas veces,” dijo Twilight exhausta, jadeando por el gran esfuerzo que hacer ese particular hechizo costaba.

“Claro,” Ampy asintió la cabeza y se elevó hacia el cielo lo más rápido que puedo, aprovechando el momento de debilidad de su amiga.

“¡No, no te dejaré escapar!” Blueball se levantó aturdida e intento volar hacia Ampy, pero se había lesionado un ala con ese último choque, sin contar que Twilight Sparkle preparaba otro hechizo parecido al anterior.

“No hagas que te mate…” dijo Twilight con una mirada repleta de furia. Antes de que lanzara su hechizo, una gran aura oscura apareció de la nada absoluta, rodeando a Blueball por completo. De una parte del aura, Nightshade apareció junto a ella, poniendo una pezuña en su hombro para calmarla.

“Tranquila,” dijo la líder de los Shadowbolts, “ya tendrás oportunidad.”

“¡Arte del quiebre!” la estudiante de Celestia lanzó su hechizo nuevamente, pero fue bloqueado por la aura emanada por Nightshade. Exhausta, Twilight cayó a sus rodillas mirando como los Shadowbolts hablaban entre ellos.

“¿Nos vamos?” dijo Blueball ya más tranquila, sobándose su adolorida ala izquierda. De la misma aura de la que salió, se desvaneció tan rápido como llego, dejando a algunos ponies que fueron los suficientemente valientes como para quedarse a ver la pelea, atónitos. Unos segundos después, varios ponies entraron al hospital preocupados, en búsqueda de la enfermera.

Arriba en los cielos, Ampy notó que Blueball se había ido y que Twilight, a quien le debía la vida, yacía en el suelo agotada. Bajo para ayudarla a incorporarse.

“¿Estás bien?” dijo Ampy con preocupación, ofreciéndole una pezuña.

“Creo que sí,” respondió Twilight, aturdida y con una gran jaqueca.

“Te debo la vida,” las palabras de Ampy le quitaron el aturdimiento y le hicieron sonrojar.

“No hay problema.”

“¡La enfermera Redheart está herida!” un potro verde exclamó por el agujero en la pared, llamando la atención de al menos otros diez ponies hacia la escena.

“¿Sabes a qué se debe todo esto?” preguntó Twilight mientras corría a asistir en el hospital.

“En verdad no lo sé,” Ampy voló para alcanzarle, “Blueball era mi amiga e intento matarme aun así.”

“¿Eso era tu amiga?” dijo Twilight con sorpresa, “Cuando la trajeron no era más que un verdadero peligro, por eso la teníamos atada a su cama; ¿no le habrás soltado de sus ataduras, verdad?”

“Se soltó sola, yo solo fui a ver como estaba después de su accidente,” entraron al destruido hospital y vieron a la pobre enfermera en el suelo, con una gran mancha negra en su pecho.

“Llévenla a Canterlot, que la atienda la Princesa,” ordenó Twilight con autoridad, siendo la renombrada estudiante de Celestia, era natural que los ponies del pueblo obedecieran sus ordenes, “Pues como sea que se haya soltado, las sospechas de Celestia eran ciertas, los Shadowbolts ya son cinco también.”

“¿Celestia sospechaba esto?” algunos Ponies de juntaron para alzar el cuerpo de la enfermera.

“Vagamente, pero ella no suele equivocarse,” Twilight se quitó del camino para que los ponies pasaran.

“¿Y cómo supiste que estaba en peligro si estabas en la fiesta?”

“Pinkie Pie tuvo un presentimiento, y cuando ella tiene un presentimiento hay que hacerle caso.”

“Dale las gracias a ella también,” Ampy caminó hacia el hueco en la pared del hospital y se preparó para volar.

“¿Ya te vas?”

“Creo que los Wonderbolts deben enterarse de esto, ¿no crees?”

Twilight se tocó el mentón pensativa y dijo, “Tienes razón…”

“Si quieres que les diga algo, dímelo,” Ampy flotó un poco, ansioso por partir.

“Sí,” Twilight caminó hacia él algo titubeante, aún no se reponía de su esfuerzo, “diles que vayan con Celestia cuanto antes, yo le informaré de lo sucedido y les haré saber si llego a saber algo de ellos.”

“Entendido,” una curiosa pregunta frenó el vuelo de Ampy, él se giró y dijo, “¿Por qué tu y Spitfire no se llevan bien?”

“Lamento que te haya mentido, pero preferiría que te lo contara ella,” respondió la unicornio con una pequeña carcajada.

“Muy bien, gracias nuevamente,” Ampy asintió la cabeza y emprendió el vuelo hacia lo alto de Ponyville, poniéndose los lentes que Soarin’ le había prestado. Al ponérselos, la mica especial le permitió ver el mundo de otra manera, veía la estática en las nubes y la electricidad dentro de ellas.

Conforme se alejaba de Ponyville, más y más nubes había a sus alrededores, y en verdad no sabía en donde buscar el escondrijo de los Wonderbolts.

Tras volar en dirección norte unos cuantos minutos, una peculiar nube resaltó de entre las demás por la falta de energía en ella, aparte de que veía la estructura metálica escondida detrás del vapor de agua condensado flotando en medio de la nada.

“El botón, el botón…” pensó al inspeccionar los bordes de la nube, recordando que Soarin’ le aconsejó buscar el lado más plano; y del lado este, los lentes le permitieron ver un botón verde escondido al lado de la gigantesca compuerta.

Al abrirse y aterrizar en ella, Rainbow Dash rápidamente la recibió en el hangar sorprendida.

“¿Qué estás haciendo aquí?” dijo Rainbow Dash, cerrando la puerta del hangar con otro botón.

“Los Shadowbolts estuvieron en Ponyville y reclutaron a mi amiga,” respondió Ampy algo agitado por su vuelo.

“¿La del accidente en la fábrica de nubes?” había un poco de remordimiento en su voz.

“Esa misma. Blueball intentó matarme, pero Twilight Sparkle me salvó el pellejo.”

“Qué bueno que estas a salvo,” Rainbow Dash se atormentaba en su mente por lo sucedido en la fábrica de nubes, “sígueme, seguro que la jefa querrá saber esto.”

Ampy le siguió por los pasillos del potrero hasta la sala de reuniones, donde los otros Wonderbolts discutían algo. Todos se voltearon sorprendidos al ver que Rainbow Dash traía a Sapphire Bolt consigo.

“¿Qué haces aquí?” preguntó Flare con la ceja alzada.

“Los Shadowbolts estuvieron en Ponyville, reclutaron a mi amiga Blueball quien intentó matarme,” respondió Ampy firmemente, él nunca pensó que el responder de esa manera le saliera tan bien.

“¡¿Qué?!” dijeron los Wonderbolts al unísono. Spitfire se bajó de su silla y caminó hacia él con su mirada fija en sus ojos.

“Cuéntame exactamente lo que paso,” ordenó la líder con suma autoridad.

“Fui a visitar a mi amiga, Blueball, al hospital de Ponyville. Cuando le comenté que me acaban de reclutar los Wonderbolts ella-”

“¡¿Le comentaste qué?!” exclamó Spitfire con tono de regaño.

“Blueball siempre los admiró, no veo por qué no tendría que comentarle en lo que me acababa de meter, digo, mi familia también tendrá que enterarse que me he vuelto un Wonderbolt.”

“No lo entiendes…” Spitfire se dio media vuelta enojada, “no eres parte de los famosos Wonderbolts, acróbatas audaces, no. Eres parte de los verdaderos Wonderbolts, los que sirven a Equestria y la protegen de sus enemigos. Somos un grupo de élite, y nuestra primera defensa es el anonimato.”

“No seas tan duro con él, Svetlana,” dijo Soarin’ con su característico tono calmado, “no le explicamos eso.”

“De todas formas, no se trata de que vaya por el mundo presumiendo que es uno de nosotros,” Spitfire persistía en su tono de regaño, mirando a Ampy frustrada.

“No creo que esa haya sido su intención,” dijo Flare, aliándose con Soarin’ para defender a Ampy, “recuerdas pasó lo mismo con mi familia.”

Spitfire bajo la cabeza, guardando silencio por unos segundos. Tras un profundo suspiro, se tranquilizó por completo y miró a Ampy sin alguna emoción en particular.

“Al menos ya sabemos que la tienen,” dijo la líder caminando de regreso a su asiento.

“Twilight Sparkle me dijo que fueran con Celestia lo antes posible,” agregó Ampy algo nervioso por la rabieta de su jefa.

“Fuéramos, querrás decir,” Spitfire giró su cabeza con una sonrisa en sus labios, olvidando el enojo de hace unos instantes.

“Así es muchacho,” dijo Soarin’ bajándose de su silla, “después de que te entreguemos algo muy especial, formaras parte de nosotros oficialmente.”

“La iniciación es un ritual muy preservado entre los Wonderbolts, pues hemos defendido a Equestria por generaciones, conservando muchas de nuestras tradiciones desde antes que la Princesa Luna fuera desterrada a la luna,” dijo Flare bajándose también de su silla, caminando hacia sus compañeros.

Los Wonderbolts se alinearon frente a Ampy en el cuarto de juntas, señalándole que pasara al centro del cuarto a un lado de la mesa pentagonal.

“Tú, Sapphire Bolt, has sido escogido por su majestad la Princesa Celestia y pasado las pruebas correspondientes para formar parte del grupo de armas, operaciones y tácticas especiales de la soberana nación de Equestria,” dijo Spitfire con una sonrisa apenas dibujándose en sus labios.

“Los Wonderbolts son Pegasos que se forman con astucia, uno se hace, no se nace, para formar parte de nuestras filas,” dijo Soarin’, cambiando radicalmente el tono de su voz a uno mucho más serio al que estaba acostumbrado.

“Los Wonderbolts son la primera y última línea de defensa de Equestria, cuando toda luz se desvanezca, nosotros brillaremos en la oscuridad con esperanza,” dijo Flare con orgullo, a ella siempre le gusto dar la iniciación.

“Solo un puñado de Pegasos han sido parte de esta gran tradición a lo largo de generaciones, y todos estos han dedicado su vida al servicio de la nación, algunos incluso, la dieron en batalla, enmarcando sus nombres en los anales de la historia con letras de oro,” dijo Rainbow Dash con emoción, era la primera vez que ella daba una iniciación desde que se unió hace seis meses.

“Recibe este rayo alado, Sapphire Bolt,” Spitfire caminó hacia Ampy con un broche de oro en forma de rayo con alas plateadas, “símbolo de los Wonderbolts que te acredita como uno de los nuestros.”

Ampy tomó el broche con orgullo bajo las miradas de sus colegas.

“Ahora solo te falta el juramento,” dijo Soarin’ manteniendo su pose.

“Así es, repite conmigo,” dijo Spitfire asintiendo la cabeza, “Yo Sapphire Bolt juro.”

“Yo, Sapphire Bolt juro.”

“Mi lealtad a la soberana nación de Equestria y al principado de los Alicornios…”

“Mi lealtad a la soberana nación de Equestria y al principado de los Alicornios”

“En tiempos de paz y guerra…”

“En tiempos de paz y guerra.”

“Velaré por el bienestar de mi nación desde el cielo…”

“Velaré por el bienestar de mi nación desde el cielo.”

“Como lo hicieron mis antepasados…”

“Como lo hicieron mis antepasados.”

“Acepto este rayo alado como símbolo de compromiso y obligación hacia mi patria…”

“Acepto este rayo alado como símbolo de compromiso y obligación hacia mi patria.”

“Y con este juramento…”

“Y con este juramento.”

“Me comprometo a cumplir con los deberes que se me asignen, con orgullo.”

“Me comprometo a cumplir con los deberes que se me asignen, con orgullo.”

“Felicidades, Ampy,” dijo Spitfire estrechándole una pezuña, “oficialmente eres parte de los Wonderbolts.”

Los demás pisotearon el suelo aplaudiendo, inclusive el doc lo hacía desde la puerta que daba al pasillo de su laboratorio.

“¿Algunas palabras que quieras compartir?” preguntó Soarin’.

“En realidad no, pero me agrada todo esto,” respondió con una sonrisa de orgullo, a pesar de que no dijo todo lo que él quería por su tonto orgullo. Todos se acercaron a Ampy para darle la bienvenida oficial a sus filas, saludándolo y dándole palmadas en la espalda.

“No se olviden tenemos que ir con Celestia pero ya,” Spitfire quebró el momento con su firme orden, mientras el doctor se acercaba con un pequeño maletín plateado en su espalda.

“Felicidades, Sapphire Bolt,” dijo el excéntrico doctor pasando el maletín a sus pezuñas, “ahora que eres parte, te hago entrega de tu uniforme y lentes.”

El doc abrió su maletín, enseñándole a Ampy el uniforme azul claro con rayos en las pezuñas que estaría portando durante su servicio, junto con los lentes polarizados característicos.

“Gracias Whooves,” dijo Ampy tomando su uniforme e inspeccionándolo.

“Tomé en consideración tu habilidad y usé una tela especial que debería hacer más eficiente tu vuelo, y las gafas deberían disminuir la distorsión del espacio que observas al usar tu habilidad,” agregó el doc.

“Siempre le das los juguetes nuevos a los novatos verdad…” dijo Flare sacudiendo su cabeza con una sonrisa burlona.

“No son juguetes nuevos, Claire,” parecía que el doc conocía el nombre verdadero de todos, “son adaptaciones al modelo.”

“Como sea doc, gracias por hacerle el traje a Ampy,” agradeció la líder, cortando la conversación de golpe.

“Un placer ayudar, Spitfire,” dijo Whooves asintiendo la cabeza con una reverencia, muy típica en él.

“Muy bien muchachos,” Spitfire alzó la voz con autoridad, “tenemos que ir a Canterlot, pronto. Los quiero en el hangar en cinco, ¿entendido?”

“¡Si señora!” gritaron todos a la vez, rompiendo filas hacia sus respectivos cuartos. Cada uno de los Wonderbolts se dirigió a sus dormitorios para cambiarse, con una muda distinta a la que habían usado hace unas horas.

Particularmente, Ampy encontró su nuevo atuendo cómodo al ponérselo, la suave seda que Whooves la había puesto era gentil con su piel, pero no parecía que se desgarraría fácilmente. Al ajustar bien su traje, se miró en el espejo de su dormitorio blanco, sorprendido por lo bien que se veía.

“Puede que esto no sea tan mala idea después de todo,” pensó al modelar su traje para sí mismo, centrado en los pequeños detalles de los rayos, el emblema en su pecho y la máscara con las gafas encima.

“Hora de irnos, Ampy,” dijo Rainbow Dash desde el pasillo, sacándolo de su pasarela mental. Él asintió su cabeza y corrió atrás de Rainbow Dash hasta el hangar, donde ya estaban reunidos el resto de los Wonderbolts.

Todos se alinearon frente a la puerta mientras su líder la abría, colocándose frente a ellos.

“Muy bien muchachos,” dijo mientras los rayos del sol le pegaban en la espalda, el sol comenzaba a perder la magia que le mantenía arriba por el ángulo al que entraba por la puerta, “tenemos que llegar a Canterlot antes de las seis, vuelen a mi ritmo y constantes, no quiero que se separen, ¿entendido?”

“Claro,” dijo Soarin’ inmediatamente después, rompiendo con todo el protocolo militar al que estaban acostumbrados, “¿podemos irnos ya?”

Spitfire sonrió con una pequeña carcajada y se volteó hacia el cielo, “¡Wonderbolts!” Ampy sintió mariposas en su estómago al inclinar su cuerpo para su primer vuelo oficial como Wonderbolt. Rainbow Dash lo volteó a ver mientras él se mordía un labio.

“¡Despeguen!” Los cinco Pegasos emprendieron el vuelo hacia las nubes afuera, con formación de triangulo con Spitfire al centro, Soarin’ y Flare Charge a los lados y Rainbow Dash y Ampy detrás de estos últimos. Fijaron su curso en dirección suroeste, donde a la lejanía se apreciaba la silueta de la montaña con el castillo blanco, hogar de los Alicornios sagrados.


Notas:

-Hay una referencia a algo ahi, 100$$$ a quien la encuentre.
-Este capitulo me gustó mucho escribirlo
-Lees dije habia imagenes, y les dejo imagenes.

Los Shadowbolts que uso estan basados en esta imagen que vi en EqD. Me da coraje que el fic que tienen con ellos sea una asca con diezmil ascosporas en un gigantesco ascocarpo. Son los de abajo; aguas que la imagen esta grande. Y la imagen le pertenece a YoorPorick de Deviant art; usado con su permiso explicito.
SPOILER (click to view)
the_shadowbolts_by_yoorporick-d3i4jq1


Ampy:

SPOILER (click to view)
ampyregular

Wonderbolt

sapphireboltwonderbolt


Gracias por leer mi chamba de medio tiempo (a estudiarle que me queda tiempo...)

Edited by RoflLuxRay - 10/9/2011, 09:54
 
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Paxncho
view post Posted on 10/9/2011, 15:16     +1   -1




Lo sabia y lo reafirmo mas, Tus fics siempre se ponen mas interesantes a medida que pasa el tiempo.

Roy un Shadowbolt?. Y yo que pense que harian un buen shipping
Bueno ya que, sera un amor prohibido (?)
xD

QUOTE
pues ahora su mente divagaba entre Blueball y el flanco de Pinkie Pie, el cual dudaba si repudiar o admitir que era agradable a la vista.

Ampy es todo un pervertido ¬w¬ (?)


Por cierto...
QUOTE
“Acepto este rayo alado como símbolo de compromiso y obligación hacia mi patria…”

“Acepto esta daga alada como símbolo de compromiso y obligación hacia mi patria.”

No deberian ser iguales?. Digo, estaba repitiendo lo que decia Spitfire ¿no?

Bueno, espero el siguiente capitulo ^^
 
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RoflLuxRay
view post Posted on 10/9/2011, 15:53     +1   -1




QUOTE
No deberian ser iguales?. Digo, estaba repitiendo lo que decia Spitfire ¿no?

Whooooops, eso no lo noté xD. Gracias por señalarlo; es que... andaba pensando en COD, mi error, ya está corregido. Gracias por leer!!
 
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ashkore
view post Posted on 16/9/2011, 02:45     +1   -1




muy bueno ojala escribieras libros serias multimillonario(?)

Blueball me parese genial y un poco loca XD
continualo pronto estoy inpaciente
 
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RoflLuxRay
view post Posted on 17/9/2011, 16:01     +1   -1




QUOTE
muy bueno ojala escribieras libros serias multimillonario(?)

Blueball me parese genial y un poco loca XD
continualo pronto estoy inpaciente

Gracias xD Ojala me sacara dinero hiciendo esto (?) Con su gratitud es suficiente, y yo se las regreso al cuadrado.

Bueno, es hora del update correspondiente de Camuflaje porque es sabado, está abajo.

Capitulo 4

SPOILER (click to view)
“¿Cómo cuanto falta?” preguntó Ampy, quebrando el silencio que habían guardado los Wonderbolts por casi una hora de vuelo ininterrumpido a alta velocidad. El joven Pegaso comenzaba a mostrar señas de agotamiento, pues no estaba muy acostumbrado a mantenerse en el aire a tal velocidad por tanto tiempo. La razón de su pregunta era por la gran masa de nubes que les bloqueaba la vista adelante, aunque no era lo suficientemente densa como para perderse de vista entre sí.

“Unos cuantos minutos más,” respondió Flare Charge, ubicada frente a él, “¿no te estarás cansando, verdad?”

“Claro que no,” respondió Ampy ocultando su esfuerzo, “es que con esta neblina puede que nos estrellemos.”

“En unos segundos más la vista debería aclararse,” dijo Spitfire con la boca llena de razón, pues unos instantes después, los cinco Wonderbolts salieron de las nubes para contemplar la majestuosa ciudad blanca que colgaba a un borde de una montaña, adornada con bellos castillos blancos de cúpulas doradas y pisos de mármol blanco, todo esto bañado por la decreciente luz del sol vespertino.

“Vamos hacia el castillo más grande, el de en medio,” señalo Rainbow Dash con una pezuña el edificio más grande de la ciudad, residencia de las Alicornios que rigen la nación.

Los Wonderbolts apretaron el paso hacia el castillo, aterrizando enfrente de las enormes puertas doradas que daban hacia el palacio, en un gran patio adornado con varias plantas y cantos rodados.

“¿Hay algún protocolo del que deba estar enterado?” preguntó Ampy estirando su cuerpo, calmando los calambres y dolores que le aquejaban.

“En verdad no,” respondió Soarin’ con una sonrisa, “solo deja que Spitfire hable y hazlo si se te pide.”

Ampy asintió la cabeza y Spitfire abrió la puerta del palacio, señalándole que la siguieran. Ampy quedo particularmente fascinado por el diseño del palacio, digno de la realeza, con paredes rosadas adornadas con algo de oro, banderines que simbolizaban el sol y la luna colgaban sobre sus cabezas y una gran alfombra roja llevaba hasta unas escaleras resguardadas por dos Pegasos de fuerte complexión con armadura dorada, y descansando en uno de los tronos hasta arriba, la Princesa Celestia les recibió con una cálida sonrisa.

“Bienvenidos, Wonderbolts,” dijo el Alicornio.

“Su majestad,” dijo Spitfire y todos se arrodillaron ante ella, reverencia básica cuando se le ve uno de los dos Alicornios.

“Levántense,” ordenó con tranquilidad y sus súbditos se pararon derechos, “han venido justo en el momento indicado.”

“Así es, su majestad,” Spitfire avanzó hacia la Princesa, “Nos han informado que los Shadowbolts estuvieron en Ponyville y han reclutado a la amiga de Sapphire Bolt, la del accidente en la fábrica esta mañana.”

“Algo así me había comunicado Twilight en una carta, me da tristeza escuchar eso.”

“Asimismo, hemos completado la iniciación de Sapphire Bolt, él ya forma parte de los Wonderbolts,” Ampy bajo la cabeza apenado, mostrando humildad como pocas veces lo hacía.

“Bienvenido a los Wonderbolts,” dijo la Princesa con una sonrisa, “estoy segura que tu adición les viene muy bien.”

“Y para finalizar-”

“Espera un momento,” interrumpió Celestia con voz tranquila pero de autoridad, “¿Sapphire, no tienes algo que comentar acerca de lo acontecido con tu amiga?”

“Ella admiraba a los Wonderbolts desde que era pequeña,” respondió Ampy con firmeza, “me entristece que le hayan lavado el cerebro de esa manera.”

“Has jurado lealtad hacia mi corona y la nación, y con ello, te comprometiste a acatar las órdenes que se te den,” el rostro de Ampy comenzó a mostrar algo de preocupación, “necesito saber si, se llega a dar el caso, estarías dispuesto a tomar la vida de tu amiga por ser considerada una terrorista.”

Las palabras de Celestia no fueron dichas a la ligera ni con tranquilidad, pues eran de gran peso. Una decisión así él nunca llegó a considerar, pero ahora que la Princesa de Equestria se lo exponía, entendía la posibilidad que había de acabar con la vida de su amiga.
“Yo…” dijo Ampy aun analizando la situación, “es una decisión difícil, Princesa… pero si ella no titubeo al intentar tomar mi vida, yo haré lo mismo, sin importarme los momentos que pase con ella.”

“Muy bien dicho, Sapphire Bolt,” la sonrisa regreso a la cara de la Princesa, “serás un gran Wonderbolt.”

“Como le decía, su majestad,” Spitfire continuó su reporte, “hemos venido aquí para recibir sus órdenes, estamos listos y ansiosos.”

“Siempre tan servicial, Spitfire,” Celestia bajo la cabeza pensando sus siguientes palabras, “considerando que la gran gala del galope se acerca, necesitaré que, en materia de seguridad, los huéspedes estén tranquilos. Este año recibiremos gente de Stalliongrado para negociar un tratado de libre comercio y disipar los rumores que hay acerca de sus ponies separatistas, por lo que necesito que vayan allá y entreguen un importante memorando al camarada Lord Risk, presidente de Stalliongrado.”

Celestia hizo flotar un pergamino amarillento a los cascos de Spitfire.

“¿Por qué envías a los Wonderbolts?” preguntó su líder alzando una ceja, sorprendida por la naturaleza de su asignación.

“Porque necesito gente de confianza, gente que sepa pueden llevar ese mensaje hasta quien quiero y regresar con su lealtad intacta. Si es que hay separatistas en Stalliongrado, prefiero no arriesgarme mandando algún mensajero fácil de eliminar.”

“Tan elocuente como de costumbre…” murmuró Soarin’ con una sonrisa burlona.

“Muy bien, Princesa, ¿especificaciones?”

“Vayan ahora, vuelen bajo el abrigo de la noche que levantará mi hermana en unos minutos. Le he ordenado coloque la luna en dirección del lejano pueblo al este, solo deben seguir la luna y llegarán antes de que levante el sol. Cuando lo hagan, diríjanse al castillo detrás del monumento a la revolución, inconfundible por ser una estatua mía de cuarenta metros de alto,” el Alicornio río brevemente, “Lord Risk debería estar esperando mi mensaje, y solo lo recibirá cuando le digan ‘My vashi druzʹya’, algo dicho en el lenguaje nativo de por allá.”

“¿Una vez terminada la misión regresamos?” preguntó Spitfire guardando el pergamino en un bolsillo especial escondido en su pecho, este rollo de papel solo parecía un bulto en su pecho, y los Pegasos del género masculino pensaron que eso no se veía mal.

“Así es,” la Princesa encogió los ojos antes de continuar, “pero sean precavidos, los rumores apuntan a los Shadowbolts como los lideres de esos separatistas, si los encuentran, la orden de capturarlos se mantiene pero desciende a misión secundaria, su prioridad debe ser la entrega del pergamino.”

“Entendido, su majestad,” Spitfire le saludó y caminó de vuelta hacia los demás.

“Vuelen a salvo y regresen pronto,” Celestia los despidió moviendo una pezuña desde su trono, sus súbditos se arrodillaron una última vez y salieron del castillo con muchas preguntas en ellos.

“¿Qué tan lejos queda Stalliongrado?” pregunto Rainbow Dash con inquietud.

“Ocho horas de vuelo ininterrumpido a toda velocidad, pero como sé que son Pegasos tendré consideración y haremos un descanso de una hora a las cuatro horas de vuelo,” respondió Spitfire algo mandona, apiadándose al final de sus compañeros.

“No he comido nada desde que salí de Ponyville, ¿Cómo esperas que lleguemos con el estómago vacío?” preguntó Soarin’, bien conocido entre sus compañeras por su gula.

“Nos van a dar equipaje, Soarin’,” la líder le miró con particular ironía, “y seguro que te darán tu pastel de manzana.”

“¿Podemos comer al volar?” preguntó Ampy alzando un brazo para llamar la atención.

“No estás en clase, Ampy,” dijo Spitfire aleccionándolo, “todos tenemos voz y voto aquí, no hay necesidad de alzar la mano, y si, se puede comer al volar, siempre y cuando no te rezagues,” termino su frase con una sonrisa algo burlona en sus labios.

“¿Crees nos hagan algo si nos reconocen?” preguntó Flare con particular preocupación y con mucha razón, los ponies separatistas no reconocen la corona de Celestia y desprecian a los Wonderbolts a morir.

“Por eso nos quitaremos el traje durante el descanso que he programado, usaremos camuflaje,” Spitfire giró hacia unos Ponies terrestres que cargaban cinco mochilas ligeras, dejándolas en el sitio que la jefa apunto con una pezuña, agradeciéndoles por los servicios con una sonrisa.

“Recojan la que quieran, excepto la del pastel de manzana que esa es de Soarin’,” ordeno Spitfire, tomando una mochila y colocándola en su espalda. Todos revisaron las mochilas, buscando el ya famoso pastel de manzana de Soarin’, quien al descubrirlo calientito adentro de su bolsa, soltó un breve grito agudo de emoción.

“¡Mi pastel!” exclamó emocionado, hundiendo su cara en el pastel, devorándolo indiscriminadamente sin escrúpulo alguno, manchando toda su cara de jalea y trozos sólidos.

“Si manchas en tu uniforme o Whooves se enojará,” advirtió Flare entre sus carcajadas.

“No me interesa,” dijo con la boca llena, hundiéndose de vuelta en su pastel.

“¿Qué hay adentro de las mochilas, si no es un pastel de manzana?” preguntó Ampy dirigiéndose a su líder.

“Comida común y corriente, gafas de visión nocturna; muy útiles en unas horas y algunos suministros en caso de emergencia, vendas y hemostatos, cosas así,” respondió Spitfire separando a Soarin’ de su pastel.

“¿Qué estás haciendo?” respondió como si le hubiesen separado del soporte de vida, mirando a Spitfire con odio.

“Guarda algo para el viaje, es hora de irnos,” Spitfire mantuvo la calma, contagiándosela a su compañero, quien disgustado, guardo lo que quedaba del destruido pastel en papel aluminio, colocándolo en su mochila.

“¿Ya es hora?” preguntó Flare ajustando la cinta de su mochila a su cuerpo.

“Creo que sí,” la líder miró hacia el horizonte, el sol descendía lentamente, oscureciendo el cielo con matices naranjas y azules profundos, asistidos por la magia de una Alicornio purpura parada en el balcón de la torre más alta. Lentamente, la luna comenzó a levantarse en el cielo, dejando el sol atrás.

“La noche esta sobre nosotros chicos, hora de irse,” apuró Spitfire, levitando para incitar a sus compañeros a levantarse del suelo. Uno a uno, los Wonderbolts se unieron a su líder tras ajustar sus mochilas firmemente a su espalda, revisando que nada se les fuera a caer durante su vuelo.

“Volaremos a ritmo tranquilo, pero rápido y constante. Pararemos a media noche para descansar, comer y cambiarnos en donde sea que nos caiga la media noche, ¿entendido?” advirtió Spitfire con autoridad.

“¡Si señora!” exclamaron todos al unísono, empezando a volar en la dirección marcada por la luna a alta velocidad.

Apenas al salir del espacio aéreo de Canterlot, Ampy sacó un sándwich de su mochila para comerlo, manteniendo el apresurado paso de sus compañeros.

“Oigan, ¿y qué hacen para entretenerse en el vuelo?” preguntó Ampy tratando de romper el hielo.

“Normalmente guardamos silencio,” respondió Soarin’ con entusiasmo, quizás algo de sarcasmo.

“No puede ser posible que se queden callados por ocho horas,” dijo Ampy con escepticismo, dándole otra mordida a su sándwich de jamón.

“Créelo o no,” agregó Flare, “pero el chico tiene razón, los vuelos siempre son aburridos pero con una linda vista. ¿Por qué no contamos algo para pasar el rato?”

“Siempre he querido saber por qué Spitfire y Twilight Sparkle no se llevan bien,” insinuó Ampy con una sonrisa llena de comida.

“Muy bien,” Spitfire suspiró resignada, “te contaré la larga, larga historia…”

No solo Ampy estaba ansioso por escuchar ese relato, todos los Wonderbolts estaban algo emocionados por oír la historia de su fuerte, pero callada y reservada líder.

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Canterlot, hace ocho años

Todos los ponies residentes en Canterlot suelen esperar con ansias cada año para la celebración del solsticio de verano, en el que la Princesa Celestia levanta el sol en frente de todos en conmemoración del año nuevo que pasa. Aquel año en particular, había dos ponies muy especiales mezclados entre la multitud, una joven unicornio de color purpura con melena del mismo color pero más oscura, con un mecho rosado, tenía grandes esperanzas al pararse en primera fila, con los ojos bien abiertos y ansiosos por ver la presentación de la Alicornio inmortal. La otra, una Pegaso amarilla de la misma edad con melena naranja con una parte más clara en las puntas, solo observaba desde una nube, su mirada siempre fija en el escenario, esperando el momento en el que Celestia apareciera para traer consigo la mañana.

Unas trompetas sonaron súbitamente, los cientos de ponies reunidos en la pequeña plaza afuera del bello palacio real estallaron en júbilo antes de que siquiera Celestia hiciera acto de presencia. La joven unicornio, llamada Twilight Sparkle, comenzó a emocionarse, su cuerpo empezó a sentir la presencia de Celestia acercarse de alguna extraña manera. La Pegaso, llamada Svetlana Pyrona, se incorporó para observar de mejor manera a la gran regente saludar a su pueblo agitando una pezuña.

Con un solo salto inadvertido, ayudado por el fuerte batir de sus alas, Celestia impulso el sol detrás de ella, extendiendo sus alas y brazos al llegar a un pilar alineado con el sol que solo da ese efecto cegador una vez al año. Todos los ponies aplaudieron la hazaña de su regente, emocionados. Twilight Sparkle quedó maravillada. Svetlana, sin embargo, permaneció apática e inexpresiva, alzando una ceja.

“¿Por qué se emocionan tanto por eso?” pensó al voltear hacia abajo, contemplando a los exaltados ponies con arrogancia.

“Gracias por ser parte de esta celebración, mis fieles ponies,” dijo la Princesa con una gran sonrisa, “les traigo el sol como cada día lo hago, feliz de que mi tarea les traiga tanto júbilo.”

Las palabras de Celestia hicieron que la multitud le aclamara. La milenaria Alicornio ya estaba acostumbrada a ello, pero esa no era la razón por la que escaneaba a la multitud con su mirada. Por siglos, ella había estado buscando a alguien a quien tomar bajo su ala y educar, así como un remplazo para la envejecida selección de Pegasos que le protegían. Cada año iba a la competencia del mejor volador joven y asistía a los exámenes de admisión de su escuela para unicornios dotados, pero nunca encontraba a algún Pony que cumpliera con sus expectativas, todos eran solo un pico en la gráfica de óptimo funcional, no un verdadero fenómeno.

Al pasar sus hábiles ojos violetas por la multitud, observó a dos potrancas que por algo le llamaron la atención. La unicornio que le miraba con ojos de soñadora en primera fila y la Pegaso escondida en el cielo en una nube, que esquivaba su mirada hábilmente. Como si eso fuera a impedir que ella se percatara de su presencia y de la manera en la que miraba a la multitud, con un vacio en sus ojos y una mueca de disgusto.

“Oye, Stratus,” la Princesa giró su cabeza para hablarle al jefe de la guardia de Pegasos, un fornido Pony blanco de melena azulcrema.

“¿Si, su majestad?” Stratus respondió de inmediato, tocando su pecho con una pezuña.

“¿Podrías llevar a la potranca que está escondida en esa nube a mi palacio?”

“¿Ha hecho algo malo?” había un poco de malicia en la voz del experimentado Pegaso de guardia.

“No,” respondió Celestia de inmediato, “quiero hablar con ella, nada más.”

“Enseguida, su majestad,” Stratus se disponía a llamar a sus compañeros pero Celestia puso una pezuña en su camino, frenándolo de golpe.

“En un momento, Stratus,” dijo Celestia con calma, “deja que los ponies se vayan y ve por ella, no creo que vaya a algún lado.”

El jefe de su seguridad se mordió un labio, dándole la espalda a Celestia. Él siempre estuvo en desacuerdo con los métodos calmados del Alicornio, pero no tenía otra opción dado su rango.

Los ponies se segregaron de vuelta a sus actividades después de un discurso acerca de los nuevos enfoques económicos y retos para el nuevo año, no le tomó más de cinco minutos acabar con ello. Apenas la multitud se dispersó, Stratus salió en búsqueda de la potranca que Celestia le había encargado.

Svetlana descansaba plácidamente en la nube en la que estaba, siempre fue un alma libre, gozando de la inmensa libertad que viene con la bendición natural de cualquier Pegaso: el vuelo. Ella era originaria de Canterlot, pero desconocía todo vínculo consanguíneo, sus padres le habían abandonado después de su nacimiento. Esto no le molestaba o inquietaba, el crecer sin la atadura de los padres pero con valores bien arraigados le había hecho madurar más que cualquier otro potranco de su edad.

“¿Qué tiene Celestia que puede hacer eso?” se preguntó con la mirada fija al cielo, en particular en una nube con forma de zanahoria que le había llamado la atención hace ya algunos minutos. Su vista fue bloqueada por el brillo del sol rebotado en la armadura dorada del guardia, quien le miró con autoridad.

“La Princesa Celestia te quiere ver,” dijo Stratus al flotar alrededor de la nube.

“Pero mira que coincidencia,” respondió Svetlana con una mueca de agrado, “precisamente estaba pensando en ella.”

“¿Vas a venir por las buenas?”

“Preferiría ir sola y no acompañada, si no te molesta,” para sorpresa del guardia, la juvenil Pegaso no estaba siquiera intimidada ante él.

“Haz lo que quieras, pero si no estás con Celestia en diez minutos, vendré a llevarte por las malas,” a pesar de haber hablado con desinterés, Stratus pensó que era un insulto que una pequeña potranca le hablara de esa manera. Murmurando algo con enojo, se alejo volando de vuelta con la Princesa.

“¿Todo bien?” pregunto la Princesa al notar el enojo en su guardia.

“Si, su majestad,” dijo con una sonrisa bien fingida.

“Iré al palacio, puedes tomarte el resto del día libre. Te llamaré si esa potranca no se aparece.”

“Gracias, su majestad,” Stratus asintió la cabeza y voló lejos del lugar con algo de prisa. Cuando terminaba su dia o Celestia le daba descanso, él siempre iba al bar local a perderse en la bebida o simplemente llegaba a su hogar a dormir, esperando que el dia siguiente fuera mejor.

Celestia se dirigió a su castillo a paso calmado, pero con una parte de su mente fija en la potranca de las nubes y la potranca de la primera fila. Ella nunca tuvo el don de ver el futuro, pero tenía una conexión muy especial con él, pues sus presentimientos no solían equivocarse.

El Alicornio procedió a sentarse en su trono como lo hace de nueve a siete, cerrando sus ojos para meditar. Su palacio siempre estaba en silencio, nadie se atrevía a interrumpirla o dirigirle la palabra si no se tenía una audiencia. Pero la rebelde potranca hacia caso omiso de todas esas reglas comunes para los demás ponies.

Svetlana meditó con seriedad desde su nube las palabras del guardia real, eventualmente convenciéndose de ir al visitar a la inmortal regente de Equestria. Voló hacia el bello castillo blanco y azotó las puertas doradas, abriéndose paso a la corte real bajo la mirada de al menos diez guardias. Estos se disponían a arrestarle, pero Celestia los paro con un solo movimiento de su pezuña.

“Está bien muchachos,” dijo con toda tranquilidad, abriendo sus ojos para ver a la pequeña Pegaso a la distancia, “viene a visitarme.”

Los guardias retrocedieron hacia sus puestos, dejando pasar a Svetlana, quien solo miraba a Celestia con ojos de repudio.

“Bienvenida, mi pequeña Pony,” dijo Celestia con una sonrisa honesta.

“¿Me has llamado?” respondió Svetlana alzando una ceja.

“Así es, no es muy común que auspicie audiencias improvisadas, pero tú vales la pena.”

“Ve al grano,” dijo Svetlana sin intimidarse ante la poderosa Alicornio que levanta el sol y la luna todos los días.

“Puedo ver en ti… un gran potencial, un poder de grandes proporciones.”

“¿Nada más?”

“Por supuesto que no,” Celestia estaba teniendo dificultades manejando el temperamento de la potranca, pero al tener miles de años de vida, aprendió a manejar sus impulsos para bien, “pero, ¿Por qué no me dices tu nombre?”

“Svetlana Pyrona,” respondió de manera seca.

“Un bello nombre…” la Princesa recordó instantáneamente el apellido, “Dime, Svetlana, ¿Cuál es tu meta en la vida?”

Una pregunta tan sencilla era la única que jamás se había podido contestar, de ahí que volara tanto y retara a todo el mundo, su vida era un sinfín de aventuras insensatas, tratando de encontrarle sentido a través del hueco que sentía todos los días. Svetlana siempre mostró madurez, pero por dentro seguía siendo una potranca, una potranca sin infancia, educación y, por desgracia, sin futuro.

“¿En serio me haces esa pregunta?” dijo de manera precipitada, tratando de cambiar el tema.

“Te la hago porque puedo ver que tú misma no te la has hecho. Todos necesitamos un propósito en nuestra existencia, en el poco tiempo que se nos presta para vivir. Es de sabios mirar hacia el futuro, pero más aún el caminar hacia él con los ojos vendados.”

“¿Lo dices porque aun no tengo mi Cutie Mark?”

“No,” respondió la Princesa instantáneamente, “lo digo porque necesitas guía. Pude verte arriba en las nubes, como mirabas a los demás ponies con desprecio, como te aislabas de ellos. Eso, Svetlana, me parte el alma.”

“No necesito tu compasión,” Svetlana pisó el suelo en reproche, “tu manipulas a los ponies a tu voluntad.”

“Por supuesto que no,” Celestia rió por unos momentos por la ingenuidad de la potranca, “Me he ganado su respeto a través de mis acciones, es por mí que el sol brilla cada mañana y la luna nos ilumina cada noche. Sus aclames, porras y apoyo no surgen de una manipulación, surgen de mis logros y la imagen que he forjado de mi a través de los años.”

Las palabras de Celestia le cayeron de golpe, haciéndola bajar la cabeza para meditar su siguiente argumento. Por más perspicaz que Svetlana pudiese ser, la sabiduría milenaria de la Princesa siempre saldría victoriosa.

“No te culpo por ser quien eres, Svetlana. Pero hay actitudes que no llevan a ningún lado, que destruyen a los ponies. No me gustaría verte recorrer esos oscuros senderos de la vida, cuando un Pony con tu potencial podría brillar con la misma intensidad que el sol.”

“Yo…” la joven Pegaso titubeo al hablar, en realidad sin la certeza de que decir a continuación, “tengo que irme.”

“Muy bien,” Celestia bajo la cabeza con una sonrisa de confianza, “pero si te sientes con la necesidad de encontrar en donde dormir, de tener un lugar en donde sentirte segura o simplemente te hace falta alguien con quien charlar, mi palacio siempre estará abierto para ti.”

Svetlana salió corriendo hacia las calles de Canterlot, alzando el vuelo hacia las nubes que era donde siempre se sentía segura. La Princesa la había confundido con tan solo una pregunta, y ella tomó eso como un intento de manipularla. Pasó toda la tarde simplemente meditando la razón de la pregunta para después pasar a tratar de responderla.

Y la princesa tenía razón, ella nunca se había propuesto algo en su vida aparte del solo volar por ahí, observando a los ponies pasar; y ella pensaba que en el fondo eso solo era aburrido e improductivo. Necesitaba un rumbo, amigos, gente de confianza, algo a lo que siempre se rehusó a tener por su tonto orgullo infantil.

Dejo pasar dos días, para acostumbrarse a la idea de visitar a Celestia nuevamente. Al hacerlo, en realidad no se sentía cómoda con ello, pero una parte lo pedía a gritos.

Una soleada tarde de junio, Svetlana se forzó a si misma a visitarla. Con solo observar el castillo a la lejanía sentía esa necesidad de alejarse, pero era esa misma necedad la que le hacía daño por dentro, le intoxicaba y corroía.

Tímidamente, se asomó por las puertas dobles de oro, esperando ver a Celestia sentada en el trono como era su costumbre. Para su fortuna, la Princesa estaba ausente. Svetlana se acercó a un guardia para preguntarle por su paradero.

“Está en la escuela de unicornios, si te apuras puede que la alcances,” dijo el Pegaso en armadura dorada que se paraba al lado de la puerta completamente estático.

Sin siquiera agradecerle, la potranca salió disparada en dirección de uno de sus campos favoritos de observación: La escuela de Celestia para unicornios dotados, ubicada a un par de cuadras del palacio. Las instalaciones de la escuela consistían de algunas torres y palacios similares al que habitaba Celestia, pero de menor tamaño y un color un poco más pálido, era fácil detectarlo desde el cielo porque siempre había unicornios juveniles corriendo por los patios. Pero en esa particular época del año, solo eran los exámenes de admisión para la nueva generación.

Svetlana voló hacia la torre más alta, para de ahí escabullirse por la escuela. Pero antes de que siquiera pudiese acercarse, una gran explosión a la distancia sacudió toda la ciudad, pintando el cielo con un gran arcoíris. La explosión le afecto también, ensordeciéndola por unos momentos y haciéndola caer en picada por perder el foco al volar.

Toda la ciudad entró en un pánico instantáneo, no tanto por la explosión sino porque de la torre de la escuela se asomó la cabeza de un dragón, quebrando la cúpula dorada.

La joven Pegaso alcanzó a reponer su vuelo, impidiendo que chocara contra el suelo con un fuerte batir de sus bien desarrolladas alas. Había aterrizado en el patio de la escuela, una gran plaza cuadrangular de concreto rodeada de edificios paralelepípedos de solo dos pisos de altura, adornado con algunas porterías de soccer, una actividad común entre unicornios.

Alzó su cabeza hacia el cielo, maravillando sus ojos con la belleza del arcoíris que prevalecía en el cielo y se expandía lentamente. Volteó hacia la cúpula de la que sobresalía el dragón, observándolo desaparecer tan rápido como salió. Inquieta, voló hacia el agujero en el techo para ver qué era lo que sucedía.

Observó un pequeño salón de clases algo destruido, con un pequeño dragón bebe en el suelo que insistía en chuparse su dedo. En él, la princesa miraba con tranquilidad a una potranca de color morado.

“Twilight Sparkle,” dijo la Princesa a la unicornio purpura de la primera fila, “mira tu flanco.”

Twilight giró su cabeza para observar su Cutie Mark por primera vez, consistente de una gran estrella fucsia rodeada de otras cinco plateadas de menor tamaño. Con una gran sonrisa, la joven unicornio comenzó a bailar de felicidad frente a otros cinco unicornios y sus padres, sin contar a la Princesa.

Svetlana se mantuvo a la raya, si iba hablarle a Celestia prefería hacerlo en privado. Pero la sabia Alicornio, sin embargo, ya se había percatado de su presencia desde hace ya un rato.

La Princesa llevó a Twilight a su palacio, ofreciéndole un lugar en donde alojarse para estudiar, así como acceso a la biblioteca real y una gran responsabilidad en forma de un dragón bebe al cual vigilar.

Una vez que Celestia estaba en completa soledad de vuelta en su trono, Svetlana azotó las puertas dobles del palacio, caminando hacia la princesa con autoridad.

“He venido,” dijo Svetlana ocultando su temor.

“Me da mucho gusto, Svetlana,” la Princesa respondió con los ojos cerrados.

“Yo eh…” la potranca dudaba de sus propias palabras, pues en realidad no estaba preparada para la situación, “quiero desarrollar mi potencial.”

Celestia abrió sus ojos lentamente para ver a Svetlana fijamente, “muy bien,” dijo con tranquilidad, “¿ya pensaste en tu propósito en la vida?”

“En realidad no,” respondió Svetlana apenada.

“No te preocupes, esa pregunta no se responde en un par de días. Es un proceso y una hazaña el descubrir quienes somos en realidad, ten fe y paciencia,” Celestia se levantó de su trono y caminó hacia ella, siempre mirándola.

“Yo no… no estoy segura de esto,” la terquedad de Svetlana salió a flote, y si Celestia iba a matar esa parte negativa, esta era la mejor oportunidad.

“Es lógico que no estés segura,” la Princesa tocó el mentón de la potranca con una pezuña, levantando su melancólico rostro que tenía una mirada esquiva, la compasiva manera en la que Celestia la contemplaba hizo que Svetlana también girara sus ojos hacia ella con tristeza, toda su infancia negada y reprimida estaba a punto de salir en forma de lagrimas por sus ojos, “toda tu vida la has pasado huyendo de tu misma, de tu pasado, presente y futuro. Ya has desperdiciado bastante, es hora de que aprendas de lo que eres capaz, lo que sé que puedes hacer y lo que tú te convertirás. Hace apenas unas horas, tuve la fortuna de conocer a una unicornio muy especial que no tiene control sobre su propio poder, y ahora me he comprometido a enseñarle todo lo que sé sobre la magia. Tu, en cambio, eres un Pegaso, un Pegaso con un gran futuro, por eso si decides quedarte conmigo, aquí en mi palacio, te enseñaré todo lo que sé sobre el vuelo y su milenaria tradición.”

La última parte de las palabras de Celestia fueron las que convencieron a Svetlana de quedarse, de ceder a su lado compasivo y aceptar lo que sea que Celestia podía traerle. Sin contener sus lagrimas, bajo la cabeza para que la regente de Equestria no la viera sollozar.

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“¿Y por eso te llevas mal con Twilight?” preguntó Ampy decepcionado por la falta de relación entre el relato de su líder y lo que él quería oír.

“No,” respondió con calma, “esa solo es la razón por la que conocí a Twilight. Celestia me educó por años, haciéndome desarrollar mi habilidad.”

“La cual no puede utilizar a diestra y siniestra,” agregó Flare con una corta risita, “Celestia le enseñó un arte del quiebre.”

“Eh escuchado eso,” dijo Ampy con entusiasmo, “Twilight Sparkle utilizó algo así contra Blueball.”

“¿Y sobrevivió?” preguntó Spitfire con sorpresa.

“Solo la lanzó contra la pared e hizo un boquete.”

“Vaya-vaya…” dijo Soarin’, “que amiga fuiste a tener, Ampy.”

“Eso ya no es mi amiga,” dijo algo dolido por dentro, “¿por qué no continuas tu relato?”

Spitfire sonrió y adelanto un poco el tiempo para continuar su relato.

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Canterlot, hace cinco años

Como toda mañana, Svetlana Pyrona se levantó temprano para acudir al llamado de su maestra, la Princesa Celestia. Con el paso de los años bajo su tutela, se ganó un apodo entre los locales; ya le llamaban ‘Spitfire’ y eran pocos los que conocían su verdadero nombre.

Spitfire bajó las escaleras desde su habitación en la cima de la torre izquierda del palacio para ver cómo Celestia levantaba el sol con un solo movimiento, algo imposible para ella pero que siempre encontró fascinante.

Al llegar a la corte real en punto de las siete de la mañana, la habitante de la torre opuesta ya estaba aguardando a su también tutora.

“Buenos días, Svetlana,” dijo Twilight Sparkle con una sonrisa.

“Buenos, días, Twilight,” respondió con un gesto similar. Ellas ya tenían años de conocerse al estar bajo la tutela de Celestia, llegando a ser amigas cercanas, pero confinadas a hablarse solo entre ellas.

La princesa ya le había trasmitido la pericia de realizar varios hechizos y encantamientos a Twilight, así como una sed insaciable de conocimientos. Las enseñanzas de Spitfire, sin embargo, estaban más centradas a lo filosófico y atlético. Todos los días, Celestia les daba sus tareas para el día después del alba, pero este día en particular, la Princesa tenía otras cosas en mente.

Al despuntar el sol por la ventana, Celestia apareció por las puertas de su palacio con una sonrisa para saludar a sus dos estudiantes.

“Buenos días, Princesa,” dijeron las dos al mismo tiempo.

“Buenos días, chicas.”

“¿Cuáles son las tareas de hoy?” pregunto Spitfire con particular entusiasmo.

“Hoy no hay tareas,” respondió Celestia para sorpresa de sus alumnas.

“¿Día libre?” preguntó Twilight con una ceja alzada y tono de escepticismo.

“No, pues hoy les revelaré las razones por las que las he estado educando.”

Las ponies adolescentes se miraron entre ellas con rareza, desconcertadas por la afirmación de Celestia. Antes de que pudieran comenzar un interrogatorio, la Princesa habló primero.

“Hoy son ya tres años que tienen bajo mi tutela, y con ello vienen grandes noticias. Su… adiestramiento está casi completo, pero para saber si están listas, voy a necesitar que hagan algo en particular. Twilight” la Princesa se dirigió a la unicornio a la izquierda, “¿sabes lo que es un ‘arte del quiebre’?”

“Sí,” respondió casi al instante, “es un tipo de magia muy poderoso que pueden desarrollar todos los ponies a través de años de ejercer su habilidad especial, indicado por su Cutie Mark.”

“Muy bien,” Celestia asintió la cabeza, volteándola después hacia Spitfire, “ahora, Svetlana, ¿podrías decirme si el arte del quiebre es único de unicornios?”

“No lo es,” respondió asintiendo la cabeza rápidamente, “es un tipo de magia que cualquier tipo de Pony puede realizar.”

“Excelente,” la Princesa se detuvo bajando la cabeza antes de continuar, “el dia de hoy les enseñare a hacer su arte del quiebre.”

“¿Ya podemos hacerlo?” pregunto Twilight con desasosiego, “somos muy jóvenes.”

“Y las dos están llenas de potencial, no me queda duda alguna de que aprenderán rápidamente su arte,” Celestia señaló al sol que se asomaba tímidamente por la ventana, “yo aprendí el mío por responsabilidad, es por eso que puedo levantar el sol y la luna. Ese es mi arte del quiebre.”

“¿Y cómo aprendemos nuestro arte del quiebre?” preguntó Spitfire.

“Hay maneras para cada tipo de Pony, pero antes deben averiguar cuántos artes del quiebre pueden aprender, solo basta con mirar su Cutie Mark.”

Las alumnas rápidamente giraron su cabeza hacia sus flancos, observando la estrella fucsia rodeada de otras más pequeñas de color plateado en Twilight y el bólido llameante en Spitfire.

“Tú, Twilight, puedes aprender hasta seis artes del quiebre,” dijo la Princesa con una sonrisa, “Tú, Svetlana, solo puedes aprender uno.”

“¿No hay manera de dominar más?” preguntó Spitfire algo decepcionada.

“Me temo que no, tu flanco solo indica una habilidad. Pero inherente en ella hay mucho más que solo un arte del quiebre.”

“¿Qué más hay?”

“Antes de que te cuente, debes hacer tu arte del quiebre al menos una vez.”

“¿Y cómo hacemos un arte del quiebre?” preguntó Twilight.

“El arte del quiebre es magia y un recurso muy útil para todos los ponies, pueden ser desde levantar el sol con magia muy poderosa hasta el tumbar manzanas con solo la más ligera de las patadas, muchos ponies la tienen pero no la reconocen. Para realizar su arte del quiebre, deben canalizar el sentimiento de individualidad y felicidad que tuvieron al momento de obtener su marca hacia su cuerpo. Yo las observaré todo el dia, si tienen dudas pueden preguntarme,” Celestia les señalo que caminaran con ella hacia el patio trasero del palacio, un jardín privado en el que sus alumnas solían practicar su magia o habilidades. Al ser de la realeza, el espacio no faltaba, mucho menos la belleza y los adornos que vienen con ese privilegio sanguíneo.

Celestia le ordenó a uno de sus guardias que fuera por un ligero desayuno para que pudiera mantener su mirada sobre sus alumnas, quienes no tenían ni la más mínima idea de lo que iban a hacer.

“¿Qué crees que tengamos que hacer?” preguntó Twilight con voz baja dirigiéndose a Spitfire.

“No lo sé,” respondió con una mueca de disgusto, “ya sabes que le gusta hablar con acertijos, ¿no has leído algo acerca de esto?”

“En los libros no hay una guía práctica para hacer tu arte del quiebre en siete pasos, solo dice que tiene que ver con la habilidad de un Pony.”

“¿Entonces tu arte del quiebre es leer un libro al dia?” agregó Spitfire con sarcasmo.

“No, y aunque lo fuera, me quedan otros cinco. ¿Por qué no vuelas por ahí para que me dejes hacer mi magia en paz?” A Twilight nunca le gustaron los sarcasmos con los que hablaba Spitfire ocasionalmente, por lo que pese a su cercana amistad, tenían roces frecuentemente.

“Como gustes,” respondió Svetlana al alejarse volando hacia otra parte del gigantesco jardín. Se paró en la cima de un árbol para meditar acerca de su marca y lo que podría ser su arte del quiebre. Basándose solo en lo que Celestia le había dicho, no había mucho por dónde empezar.

“Tiene que ser algo con mi Cutie Mark…” volteó a ver su flanco y tuvo una idea. Al portar un bólido de fuego como marca, recordó la manera en la que la obtuvo; volando en picada y rodeándose de llamas al llegar a su máxima velocidad.

Recordar ese día le traía alegría, la cual le dijo Celestia tenía que canalizar hacia su cuerpo. Esa última parte era la que confundía a las alumnas de la Princesa, ¿Cómo canalizar algo así a su cuerpo?

Twilight Sparkle parecía aun más confundida, pues su manera de descubrir su arte era totalmente distinta en comparación al enfoque tranquilo y paciente que tomaba Spitfire. Ella lanzaba todo hechizo en su repertorio con el momento en que conoció a Celestia en mente, siempre obteniendo los mismos resultados.

“Mi marca es un bólido en llamas… ¿será que puedo lanzar fuego?” se preguntó al intentar hacer lo que había pensado, sin lograr siquiera calentar sus manos, “no te frustres… debe ser otra cosa.”

Celestia se limitaba a mirarlas con expectativa, nunca dudaba de sus estudiantes. Uno de sus guardias llegó con el desayuno que había pedido y con su magia tomó un cuchillo y tenedor para clavarlo en los panqueques en la charola plateada delante.

“Hay varios tipos de artes del quiebre,” dijo Celestia para llamar la atención de sus estudiantes, “la pista es que sus artes del quiebre son artes de combate.”

La Princesa ya estaba bien consciente de las artes del quiebre de sus alumnas, pero decírselas sería demasiado fácil. Al ser un Alicornio milenario, Celestia no solo dominaba el arte de levantar el sol y la una, sabía muchos tipos de arte del quiebre, incluyendo todos los que podían tener sus alumnas.

“Si son de combate…” murmuró Spitfire antes de volar a lo alto del palacio con una idea descabellada.

“Si me pude rodear de llamas al volar y eso me dio mi Cutie Mark, quizás mi arte del quiebre sea el usar las llamas al volar,” girando su cuerpo, comenzó una caída en picada a alta velocidad. Al ya dominar su peculiar habilidad, rápidamente se vio rodeada de una gran masa de llamas que salía del aire a su alrededor.

Celestia bajo su taza de té para alzar su mirada al cielo, observando la masa de llamas que descendía del cielo a toda velocidad. Con una tenue sonrisa en sus labios, murmuró, “Hazlo.”

Con la adrenalina corriendo por todo su cuerpo, Spitfire sintió una extraña necesidad de echarse hacia atrás con un grito en particular.

“¡Arte del quiebre!” batió sus alas fuertemente para frenar su caída más o menos a la altura del palacio, lanzando las llamas en las que estaba envuelta hacia el hermoso jardín debajo.

Al percatarse, Twilight Sparkle se vio en la necesidad de protegerse, mirando hacia Celestia en búsqueda de una respuesta. Sin pensarlo dos veces, hizo brillar su cuerno gritando a todo pulmón, “¡Arte del quiebre!”

De su cuerno, un rayo purpura levantó una barrera alrededor del jardín, bloqueando las llamas de Spitfire. Exhausta por el esfuerzo, Twilight se desmayó.

Celestia hizo a un lado la charola de plata y caminó hacia su alumna para observarla con cuidado.

“¿Está bien?” Spitfire bajo al nivel del suelo nuevamente y preguntó sintiéndose culpable.

“Sí,” la Princesa asintió la cabeza gentilmente, “algunos artes del quiebre son mas demandantes que otros. El levantar una barrera del tamaño del jardín para protegerse de un quiebre como el tuyo es toda una hazaña.”

“Entonces, ¿si hice mi arte del quiebre?”

“Te falta perfeccionarlo, pero lo hiciste,” afirmó la Princesa con un gesto de felicidad.

“¡Sí!” Spitfire comenzó a flotar alrededor en júbilo.

“Ahora que lo lograste, es hora de que te diga lo que tengo en mente para ti.”

Spitfire notó la seriedad en la voz de su maestra y cesó su danza, aterrizando al lado de su compañera,

“Recordarás que cuando te quedaste te prometí enseñarte todo sobre el vuelo y su milenaria tradición,” Celestia caminó hacia su charola para recoger su taza de té.

“Así es,” Spitfire asintió la cabeza entusiasmada.

“Dentro de las tradiciones que hay en el vuelo, hay una razón muy particular por la que te tomé bajo mi tutela, y estas a punto de averiguarlo.”

La adrenalina aún no se iba de las venas de Svetlana, pero con las palabras de la Princesa regresó más fuerte que antes. Al haber estado ya años estudiando con Celestia, pulió dos aspectos de su persona. Su físico y su alma; ella ya no era la potranca rebelde y desobediente, se había transformado en un Pony responsable y respetable.

“A lo largo de mi estancia en Equestria, siempre he tenido mi guardia real de Pegasos para protegerme. Pero hay amenazas que sobrepasan la capacidad de unos cuantos Ponies en armadura dorada, y cuando tiempos así llegan, me doy a la tarea de juntar Pegasos especiales, únicos en su especie con habilidades impresionantes, los cuales se hacen llamar ‘Wonderbolts’.”

“¿Wonderbolts?” preguntó Spitfire alzando una ceja, el nombre le pareció gracioso, pero escondió su risa detrás de su cara de desconcierto.

“Los Wonderbolts, para ser exacta. Los llamo cuando se avecina una época de guerra o tiempos de conflicto para los ponies, y solo ha ocurrido dos veces a lo largo de mi existencia. El primer paso para revivir a los Wonderbolts es criar una líder, alguien con la capacidad de comandar mediante el ejemplo y la disciplina. Tú, Svetlana, eres la indicada para la tarea; y no lo digo porque hiciste un arte del quiebre, lo digo porque eh visto tu progreso, y sé que no cometí error alguno al elegirte a ti como la líder de los próximos Wonderbolts.”

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“De ahí me mando a buscar a Soarin’ a Hoofington y a Flare Charge en Cloudsdale,” concluyó Spitfire con una sonrisa.

“¿Y por eso te llevas mal con Twilight Sparkle?” insistió en su pregunta Ampy con curiosidad.

“No es que nos odiemos a morir o nos llevemos mal, es que a ella nunca le pareció que Celestia me diera tanta libertad y poder de tan joven mientras ella se quedaba encerrada en la biblioteca leyendo,” dijo Spitfire con una pequeña carcajada.

“Entonces… ¿solo te tiene envidia?” preguntó Rainbow Dash.

“No, tampoco,” respondió su líder de inmediato, “Hay cosas que no le gustan de mi y ya, pero fuera de eso nos llevamos bien.”

“Así que… ¿solo nos echaste el choro mareador haciéndonos creer que te llevabas mal con Twilight Sparkle, sin decirnos que fuiste estudiante de Celestia antes de hoy y convenciéndonos de oír la historia de tu vida?” dijo Soarin’ sarcásticamente.

“Sí, eso fue,” Spitfire rió y pronto le siguieron sus compañeros, quienes ya habían volado por casi cuatro horas seguidas. El vuelo se le facilitó a Ampy ya con su comida y el relato, pero su cuerpo comenzaba a ceder al cansancio.

La luz de la luna iluminaba todo el bosque debajo, pero ese bosque era distinto al bosque Everfree aledaño a Ponyville. Este era de arboles simpodales con hojas fasciculadas, típicos de condiciones más frías. No se veían señales de vida debajo, hacia ya media hora que habían pasado un asentamiento de ponies, todo era silencioso; solo escuchaban el aire pasar a alta velocidad por sus oídos.

“Muy bien chicos,” dijo Spitfire al reducir la velocidad de vuelo drásticamente, “es hora del descanso.”

“Ya era hora,” dijo Flare con alivio.

“Bajaremos al claro de ahí,” su líder señaló un pequeño manchón de pastizal en medio del bosque. Al bajar, notaron que el pasto estaba corto, seguramente por actividad de alguna criatura salvaje devoradora de este tipo de planta.

“Soarin’, ayúdame a buscar leña para prender el fuego. Flare y Ampy, revisen el perímetro y verifiquen que no hay nadie por aquí con suficiente cerebro para atacarnos, y Rainbow, serás la guardia, hazte una nube y vigila el espacio aéreo,” Spitfire siempre era clara en sus ordenes, por lo que nunca nadie dudaba de ella. Esta vez no afirmaron su comando con un ruidoso ‘si señora’, solo se limitaron a seguir sus órdenes asintiendo la cabeza.

Los Wonderbolts rompieron filas rápidamente en distintas direcciones. Soarin’ buscó por el suelo por alguna madera caída junto con Spitfire cerca de donde dejaron sus mochilas. Rainbow Dash juntó humedad del aire y se hizo una nube a una altura considerable, sentándose plácidamente en ella sin perder de vista el horizonte a su alrededor.

Flare y Ampy comenzaron a caminar hacia los bordes del oscuro bosque, justo hacia donde la luz de la luna no llegaba. A pesar de las altas horas de la noche, aun podían observar sus siluetas y rasgos faciales con claridad.

“¿Cómo te uniste a los Wonderbolts?” Ampy rompió el silencio con su pregunta.

“Celestia ya me tenía en la mira desde que batí varios records en el campamento de vuelo al usar mi habilidad,” respondió su compañera alegremente pero con su mirada fija hacia la oscuridad.

“Entonces… ¿Celestia fue a por ti?”

“No,” Flare giró su cabeza rápidamente para verlo, “Spitfire fue por mí a Cloudsdale y me uní sin pensarlos dos veces. Pensé que me unía a los famosos Wonderbolts acróbatas, pero me equivoqué. Esos solo son la tapadera.”

“¿Crees que haya algo por aquí?” dijo Ampy al ocultar su nerviosismo hábilmente detrás de un tono de voz seco.

“No creo,” la serenidad en Flare le tranquilizó instantáneamente, “en estos bosques no hay otra cosa más que conejos y águilas. Quédate tranquilo.”

“¿Sabes hacer tu arte del quiebre? Según lo que dijo Spitfire todos podemos hacerlo,” Ampy era tan veloz y mañoso como curioso.

“No puedo, aún no encuentro como hacerlo. El que Spitfire lo haya descubierto a la primera es toda una maldita hazaña; solo Soarin’ sabe hacer el suyo y nunca he visto que lo use.”

“Espero que me llegue a buen tiempo.”

“Seguro que sí,” Flare lo miró con una sonrisa amigable, “vámonos, no hay nada por aquí.”

Los dos Wonderbolts volaron de regreso con los demás, para disfrutar de una merecida cena al calor de una fogata en una bella noche bajo la luz de la luna. Incluso Rainbow Dash bajó al poco rato al no observar movimiento en los alrededores.
 
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22 replies since 29/8/2011, 00:26   401 views
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